El otro día, estaba viendo un reportaje en la televisión. Un exejecutivo dijo: «Fundé mi empresa para no tener jefe, y luego la vendí para no tener empleados». Esta frase me ha resonado durante varios días porque describe muy bien la situación actual. Nadie encuentra realmente lo que busca en el mundo profesional tal como es hoy.
He criticado a menudo a los gerentes de aquí. Es cierto que muchos no muestran ningún interés por sus empleados. Los utilizan, los exprimen y luego los desechan en cuanto se vuelven incómodos o inservibles. Es evidente que los jefes tienen gran parte de la responsabilidad del deterioro de las condiciones laborales.
Sin embargo, hay que reconocer que los empleados también pueden ser muy molestos. A diferencia del jefe, que trabaja solo o con otros altos ejecutivos, los empleados de una empresa son numerosos. Los problemas, conflictos y discusiones resultantes pueden ser constantes y prácticamente ilimitados. Solo hay que aguantar a uno o varios jefes, pero a muchísimos compañeros. Cuantas más personas haya, mayor será la probabilidad de una pelea.
Apoyar a tu jefe es una cosa, pero tener que gestionar todo un "patio de recreo" es otra muy distinta. Aunque el ambiente sea estupendo en el mejor de los casos, el jefe siempre tiene en sus manos la "vida" de sus empleados. Les garantiza un trabajo y un salario. Es una gran responsabilidad. Ahora es más fácil entender por qué este exgerente vendió su empresa.
En definitiva, ya sea empleado o jefe, todos estamos juntos en este maldito asunto. Carrera de ratas.
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Ser empleado o empleador no siempre es fácil ni gratificante por diversas razones. Pero también puede serlo.
Dicho esto, hay que tener cuidado de no generalizar: hay malos empresarios y malos empleados, y obviamente también los hay excelentes.
Añadiría que he observado que ser empleado de una empresa que cotiza en bolsa suele conllevar una presión adicional, ya que el precio de las acciones obsesiona a todos, desde el consejo de administración y la gerencia hasta todos los ejecutivos que reciben bonificaciones en función de los resultados, con repercusiones para todos, hasta el último. Este fenómeno suele agravarse en empresas muy grandes, que deshumanizan, con los gerentes muy distantes de la base.
Pero la independencia profesional, sin socio, sin jefe, sin empleado, tampoco es siempre la panacea: si ya no hay jefe, hay clientes, a veces molestos y desagradables y no siempre buenos pagadores; si ya no hay empleado, generalmente hay agentes (empezando por un administrador fiduciario, un contable, un informático, un proveedor de acceso, de software o de hardware, etc.) y a veces subcontratistas, a los que también hay que instruir y gestionar y cuya calidad de trabajo no es necesariamente irreprochable.
La independencia financiera te permite dejar de ser empleado, empleador o profesional autónomo. O seguir siéndolo, pero sin la presión de perder tu trabajo, ingresos, recursos o clientes, y con una sensación de libertad.
Estoy 100% de acuerdo contigo.
Ser autónomo no soluciona nada. Solo sustituye un problema por otro.
Y, de hecho, las multinacionales que cotizan en bolsa son definitivamente algo que un trabajador debe evitar por completo. Las probé, y lo único beneficioso que obtuve fue mi deseo aún más fuerte de ser financieramente independiente.
Gracias a ambos por su análisis. Estoy de acuerdo con todos sus puntos. Saludos.